08 noviembre, 2007

¿Es Levítico 23:3 un mandamiento de tener servicios de adoración el día sábado?

Por Paul Kroll

Leemos el siguiente mandamiento de Jesús en Lucas 5:14, cuando sanó un individuo: “Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos. Si uno asume que la enseñanza de Jesús se aplica a toda la gente en todos los
tiempos, se diría que este es el “texto prueba” que dice que los cristianos deben ofrecer el sacrificio, según mandó Moisés y presentarse ante el sacerdote judío.

La razón por la que sabemos que Lucas 5:14 no es un mandamiento para que nosotros ofrezcamos sacrificios, es que el testimonio total del Nuevo Testamento deja claro que tales sacrificios se aplicaban solamente a Israel y los judíos bajo el Antiguo Pacto. Sin embargo, esto ilustra lo ingenuo que es aislar un versículo de su
contexto y asumir que significa lo que nosotros queremos probar. Esto ilustra la necesidad de examinar tanto el versículo en cuestión como el contexto general de la Biblia. Debemos poner a un lado lo que asumimos como correcto.

Veamos si los cristianos deben asistir a “santas convocaciones” el día sábado. Si vamos a entender lo que Levíticos 23:3 significa en su contexto, tenemos que saber
algo sobre la forma de adoración comunal en Israel bajo el antiguo pacto. La adoración en Israel –la cual era una adoración corporativa nacional– esencialmente
tenía que ocurrir en el lugar que Dios había designado como sitio central de adoración. Originalmente, este estaba alrededor del Tabernáculo móvil y después del tiempo de Salomón, en el Templo en Jerusalén.

Podemos ver una instrucción muy explícita acerca del lugar de adoración en Deuteronomio 12. Se le dice a Israel: “sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. (12:4). Vea también los versículos 11, 14, 17-18 y 26. Este mandamiento a adorar solamente en un lugar designado también lo encontramos en Deuteronomio 16, que enumera los festivales anuales. Vea los versículos 5, 7, 11 y 16, entre otros.

Las razones para esto son numerosas. Una consideración era que Israel no debía alterar el formato de adoración y el propósito que Dios había dado a la nación; de otra forma podían caer fácilmente en adoración dirigida a deidades paganas. Podemos ver cómo esto sucedió en el desierto, cuando Moisés dejó al pueblo para ir a recibir las Tablas de Piedra (Éxodo 32), y cuando Israel rompió políticamente con Judá y puso su propio sistema religioso, incluyendo nuevos formatos y lugares de adoración. (1 Reyes 12:25-33).

Lo que hace “santo” al Sábado

También deberíamos notar que la esencia de guardar el sábado era el descanso físico. En Éxodo 20:8-11 y Deuteronomio 5:12-15, el mandamiento del sábado especifica descansar del trabajo como la forma de guardar el día “santo”. No se menciona ir a un servicio de adoración cada sábado. Otros pasajes en el Antiguo Testamento también definen el sábado como descanso, no como asistencia a servicios de adoración. Vea por ejemplo, Éxodo 31:12-17, Números 15:32, Nehemías 13:15-22 y Jeremías 17:19-27. Los últimos dos pasajes, aunque se refieren a Jerusalén, no mencionan nada sobre dejar de asistir a servicios de adoración o “asambleas sagradas”, sino solamente el trabajar en sábado como profanación de este día.

Un estudio interesante es buscar la palabra “sábado” en una concordancia, encontrar todas las referencias del Antiguo Testamento y leer los pasajes para ver como se guardaba este día “santo”. La conclusión será que lo que hacía sagrado el
tiempo del sábado era descansar del trabajo, no el asistir a un servicio de adoración. La mayoría de israelitas vivían demasiado lejos del tabernáculo para asistir a un servicio de adoración cada sábado –y no hay evidencia en el Antiguo Testamento de que lo hicieran. La ley no les permitía reunirse en otro lugar para adorar. No encontramos un mandamiento, ni siquiera para los que vivían cerca del Tabernáculo, que tenían que observar los rituales. El sábado se guardaba en casa, descansando.

Esencialmente, no hay mención en los pasajes del Antiguo Testamento, de que asistir a un servicio de adoración en el sábado sea una forma de guardar este día santo. Repitiendo, la forma en que el sábado era santificado, hecho santo o apartado como sagrado, era por medio del descanso físico del trabajo. Todas las referencias de la observancia del sábado en Israel apoyan este punto. No hay teología del Antiguo Testamento sobre la santidad del sábado semanal, que se centre alrededor de la asistencia a “santas convocaciones”.

Sería extraño entonces, tomar una frase en Levíticos 23:3 que se refiere a un servicio de adoración, y luego decir que esto es tan importante para guardar el sábado, como descansar. Sería un error asumir tal enseñanza de una sola frase en un solo versículo, cuando el testimonio completo del Antiguo Testamento no menciona la asistencia a un servicio de adoración en conjunción con el sábado. No hay indicación en las Escrituras de Israel asistiendo a servicios de adoración de una clase u otra, en sus pueblos y villas locales. Ellos debían viajar a servicios de adoración en el Tabernáculo solamente para los festivales anuales.

El sistema de Sinagogas.

Uno puede apuntar al Nuevo Testamento y decir: pero Jesús y Pablo asistieron a la sinagoga en el sábado. ¿No indica esto que los servicios de adoración eran parte integral del mandamiento de Dios de guardar el sábado santo?

El hecho es que, hasta donde sabemos de las Escrituras o de la historia Judía, no había un sistema nacional de sitios de adoración sabática o lugares de instrucción comunal, a través de la historia de Israel, en la Tierra Prometida hasta la cautividad de Judá en el año 530 A.C. Y el regreso de un remanente a Judea 70 años después. No había sinagogas antes del exilio; no habían lugares de reunión locales en Israel antes del exilio, porque no había un mandamiento de reuniones semanales.

El sistema de sinagogas permitió a los judíos reunirse en pueblos y villas locales para orar, leer las Sagradas Escrituras y para compañerismo. La sinagoga se convirtió en un santuario en miniatura para reemplazar la pérdida del templo en Jerusalén. No sabemos cuando se originó el sistema de sinagogas. Ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento provee información sobre este desarrollo. Se cree generalmente que el sistema de sinagogas se desarrolló cuando la adoración en el Templo en Jerusalén fue imposible y cuando los Judíos fuero esparcidos entre las
naciones.

Pero los Judíos agregaron el sistema de adoración en sinagogas, no basados en un mandamiento bíblico, sino por la necesidad debido a la pérdida del Templo y el esparcimiento del pueblo lejos de la Tierra Prometida. Repitiendo, en ningún lugar del Antiguo Testamento encontrará usted un mandamiento de tener sitios de adoración locales. No había nada malo con el establecimiento de las sinagogas judías. Se convirtieron en un centro importante para la instrucción en su fe. El Nuevo Testamento no condena esta práctica, se toma por sentado. Pero no es un mandamiento.

Con respecto al día en que los Judíos tenían su servicio de adoración, es natural que fuera el sábado. Después de todo, la gente trabajaba los otros seis días y el sábado era el tiempo conveniente para reunirse. Pero, repitiendo, no hay un mandamiento bíblico de establecer sitios locales de adoración y hacer el sábado semanal “santa convocación”. El Antiguo Testamento no indica que el sábado se guarde santo con una reunión. Sino que era guardado santo por medio del descanso.

Levítico 23:3

Ahora veamos Levíticos 23:3 “Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis.” Nótese que se hace énfasis en que es un día de reposo.

Puesto que el pasaje es sobre descansar y no trabajar, parece que la expresión “santa convocación” es un paralelo de “sábado para el Señor” y se refiere no tanto a la adoración corporativa oficial en el sábado, sino al día mismo como una “santa convocación”. Esta frase puede ser entendida como “día sagrado de celebración” u “ocasión sagrada”. El sábado semanal, como los festivales anuales, eran ocasiones para adorar y alabar a Dios por la abundancia de bendiciones físicas y por liberar a Israel de la esclavitud en Egipto. Pero esta adoración y alabanza podía darse a Dios en la participación de los Israelitas en el descanso mismo, así como en la contemplación y conversación en la casa.

Es decir, al descansar de su trabajo e intereses propios en el sábado semanal, los Israelitas estaban presentándose ante Dios por medio del descanso. Descansar era una forma de estar en la presencia de Dios y cumplir su propósito sagrado. Como cristianos, entendemos que nuestro descanso está en Cristo, quien es nuestro Sábado. Cuando descansamos espiritualmente en Cristo, nos presentamos como el pueblo de Dios ante su presencia en santa convocación continua. Estamos siempre en su presencia. El concepto de “descanso” es importante en las Escrituras y tiene un profundo significado espiritual para los cristianos.

En conclusión, para la mayoría de Israelitas, el sábado era un día de descanso en casa, no un día para viajar largas distancias y asistir a un servicio de adoración. Los festivales anuales de cosechas eran el tiempo en que los Israelitas disfrutaban de la adoración comunal y la hermandad. Esto es lo que dice el Expositor’s Bible Commentary (volume 2, pag. 623) sobre Levítico 23:3: "Hay un énfasis aquí que los Israelitas descansaban en casa. Habían ofrendas especiales en el Tabernáculo, pero el Israelita ordinario y su familia descansaban. Presumiblemente esta era una oportunidad para la adoración familiar y la instrucción en la ley de Dios, pero esto no está específicamente entrelazado. Que empuje debe haber sido el descanso semanal para el antiguo trabajador y agricultor en su duro y pesado trabajo”

Como hicieron los Judíos en su sistema de sinagogas, los cristianos encuentran que la reunión regular y la instrucción comunal son un fundamento importante de su vida religiosa. Como cristianos, tenemos la libertad de reunirnos a cualquier hora del día, cualquier día de la semana y en cualquier época del año. No estamos limitados a reunirnos en un día específico, puesto que ningún día ha sido apartado específicamente por Dios para la adoración y la hermandad cristiana.

Naturalmente, siempre estamos en la presencia de Dios y le adoramos porque Él y Cristo residen en nosotros por medio del Espíritu Santo. Al mismo tiempo, podemos reunirnos semanalmente y por épocas en grupos pequeños o en comunidades grandes para alabar a Dios, recordar la obra salvadora de Cristo y tener hermandad en el Espíritu.

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