08 noviembre, 2007

El Origen de la adoración

En el momento que llegaste al mundo Dios estaba allí como testigo oculto, sonriendo porque naciste.

Debes saber que eres muy importante para Dios y Él te considera lo suficientemente valioso para que lo acompañes por la eternidad. En Cristo fuiste escogido y amado para que le sirvas y le ames (Efesios 1:5-6).

El primer propósito en la vida de uno debiera ser conocer más a Dios, y vivir para complacerlo.

Dios es persona y la Biblia nos enseña muchas de las facetas de Su personalidad. Él tiene emociones, se aflige, se enoja, se pone celoso, se conmueve y siente compasión. Pero también Él ama, se deleita, siente placer, se alegra, disfruta y hasta se ríe.

(Génesis 6:6; Éxodo 20:5, Deuteronomio 32:36; Jueces 2:20; 1 Reyes 2:9; 1 Crónicas 10:27;)

(Salmos 2:4; 5:5; 18:19; 35:27; 37:23; 103:13; 104:31; Ezequiel 5:13; 1 Juan 4:16).

Agradar a Dios se conoce como adoración. La creación es exhortada para que alabe a Jehová (Salmos 148:1-5). Todo lo que hagas para complacer a Dios es un acto de adoración. Dios quiere tener personas que le agraden (Juan 4:23-24).

La adoración es mucho más que música

Para muchos “adoradores” la adoración es sinónimo de música lenta, plácida e íntima, pero eso es un malentendido. En realidad, todas las partes del culto dominical son un acto de adoración: la oración, el canto, la confesión, el tomar notas, la predicación, las ofrendas, el bautismo, la santa cena, incluso el saludo entre hermanos.

El origen de la adoración es anterior a la música. Adán adoraba en el jardín del Edén pero la música se menciona en (Génesis 4:21) con el nacimiento de Jubal. Si adoración fuera música algunos desafortunados no podrían adorar.

La adoración no tiene que ver con el estilo, volumen o ritmo de la canción. Dios ama todos los estilos musicales porque Él los inventó, los movidos y los lentos, los fuertes y los suaves, los clásicos y los contemporáneos. Pueden no gustarnos a todos, pero a Dios sí, siempre que lo que cantamos sea en “espíritu y en verdad”.

No existe un estilo bíblico o más digno para Dios, ni siquiera tenemos los instrumentos que se usaban en los tiempos bíblicos. El estilo de música habla más del músico, -de su entorno social y cultural y de su personalidad-, que de Dios. pero a Dios le gusta la variedad musical y todos los estilos.

Como dice Rick Warren:

“La música cristiana no existe como tal, sólo hay música con letra cristiana. Lo que convierte una canción en sagrada son las palabras, no la melodía”.

La adoración no es un servicio religioso

Adoración va más allá de todo lo que ocurre en el templo.

“Haced todo para la gloria de Dios” es el mandato divino (1 Corintios 10:31), de modo que todo lo que hagas para complacer a Dios es un acto de adoración: servir, estudiar, trabajar, producir, compartir,...

Adoración, no es parte de tu vida, es tu vida.

Debemos adorar a Dios desde que amanecemos hasta que el sol se ponga

(Salmos 113:3);

David dijo:

“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Salmos 34:1).

Esto quiere decir alabar a Dios en el trabajo, en el hogar, en las dificultades del diario vivir, y hasta en la intimidad de nuestra cama (Salmos 119:147, 62; 5:3; 63:5).

La adoración no es para beneficio propio

La adoración se realiza para beneficio de Dios. Cuando adoramos, ya sea en cualquier actividad o a través de la música, nuestro objetivo debería ser complacer a Dios, no a nosotros mismos. Es claro que la adoración tiene sus beneficios, pero no adoramos para darnos gusto sino para agradar a Dios.

En (Isaías 29:13) leemos que Dios se queja de la adoración poco entusiasta e hipócrita. El pueblo estaba haciendo oraciones desanimadas, alabanza fingida, palabras vacías y rituales elaborados por el hombre, sin siquiera pensar en su significado. No podemos llegar a Dios con la tradición. En la adoración a Dios le conmueve la pasión y el compromiso.

En conclusión, la verdadera adoración consiste en enamorarse de Jesús, pensar en el todo el tiempo, en todo lugar, tomarlo en cuenta en todas las circunstancias.

El primer propósito en mi vida debe ser, entonces, agradar a Jesús, vivir para complacerlo, tal como dice 2ª Corintios 5:15:

“y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.

2 comentarios:

Marjorie Rodríguez dijo...

Gloria a Dios por la palabra revelada sobre la sincera adoracion a ntro Padre eterno. Todo lo que respire alabw al Señor Jehová. Aleluya

Marjorie Rodríguez dijo...

Gloria a Dios por la palabra revelada sobre la sincera adoracion a ntro Padre eterno. Todo lo que respire alabw al Señor Jehová. Aleluya